"A la intemperie"

«Estaba en el borde de un reino en el que cada pensamiento, cada imagen, tenía una existencia arbitraria, donde la conexión entre una cosa y la siguiente estaba cortada».

Paul Bowles. El cielo protector.

Habita en mí una extraña naturaleza de la que no tengo ningún control. Es tan incierta como mi pensamiento o mis emociones, pero ajena; y se agranda y se disemina por el resto de mí. «Ocúpese de las causas del oscurecimiento, no del sol», aconseja Bū 'alam Jilali, y no sé cómo, pero es lo que intento: evitar las sombras, fundirme con la luz.

Luego de la Kasbah Taourirt en Ouazarzate y Erg Chegaga emprendemos camino a M’Hamid. Las tormentas de arena nos obligan a llevar el shesh sobre la cara, pues «una partícula en el ojo puede dejarnos ciegos». Si miles de personas buscan otra vida al norte, nosotros nos dirigimos al Sáhara, al viejo Sáhara de comerciantes de oro, hachís o esclavos. Los hombres que caminan. Nosotros huimos de Occidente, de París y del enemundo. Mohamed Chukri diría que somos turistas ávidos de experiencias exóticas en «camellos de utilería», pero nosotros amamos de verdad el desierto, el furor del baile, el sexo, los aromas, la comida, el viaje… la vida.

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"El Innombrable"

Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre

porque se detendría la muerte y el reposo.

Tu voz, que es la campana de los cinco sentidos,

sería el tenue faro buscado por mi niebla.

Cuando sepas que he muerto, di sílabas extrañas.

Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.

No dejes que tus labios lleven mis once letras.

Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio.

No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto:

desde la oscura tierra vendría por tu voz.

No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre.

Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre.

Alta hora de la noche,

Roque Dalton.

¡Es hora de tomarse el poder!

Las palabras retumban en su cabeza. Una y otra vez.

Ninguno se atreve a pronunciarlas, pero no hace falta. Él lo sabe. Tienen que actuar ya.

¡Valencia tiene que apoyarme!

El coche avanza a toda velocidad.

Son las cinco menos cinco de la madrugada y el automóvil negro se aproxima a la entrada del Ministerio. El vehículo ha llegado a pesar de las amenazas de tachuelas y aceite en las calles. Al verlo, los dos oficiales que custodian la entrada inclinan la cabeza y se retiran a un costado. Ha llegado el ministro. «El ruido de sables», piensan, «debe ser real».

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"Amantes y destructores. Una historia del Anarquismo"

A los amantes de la libertad,

les forçats de la faim!

En agosto de 1907 se realizan dos grandes eventos en Holanda: el primer Congreso Anarquista en

Ámsterdam y la II Conferencia de Paz en La Haya. El primero tenía como propósito reunir a los rebeldes de todo el mundo con el fin de emprender una revolución social, en tanto la segunda buscaba establecer las pautas estratégicas de la “paz armada” en beneficio de las potencias imperiales. A pesar de la inminencia evidente de una guerra, ninguno de estos encuentros planteó políticas internacionales de prevención de la catástrofe que finalmente se desató el 28 de julio de 1914 con el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria. Dos colombianos de disímiles orígenes coincidieron entonces en los Países Bajos: Vicente Lizcano (también conocido como Biófilo Panclasta), rebelde trashumante, presuntamente judío, que viajaba desde Buenos Aires en representación de la Federación Obrera Regional Argentina al Congreso Anarquista, y Santiago Pérez Triana, diplomático y hábil comerciante de armas (además de hijo del expresidente Santiago Pérez Manosalva) que hacía parte de la delegación oficial de Colombia en la Conferencia de Paz. Una carta del gobierno holandés enviada al Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia que anuncia la detención en este país de uno de sus representantes por participar en un atentado dinamitero amenaza dar al traste con la diplomacia internacional y provoca un incidente político que sirve de pretexto para comprender la infamia de la realidad occidental.

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Desaparición

Solamente en lo cercano se alcanza a descubrir la lejanía, y sólo en la vida se perciben las formas. Usted ha pasado por mi vida en el momento en que todo tenía que decidirse. El hecho de haber podido verle llegar y alejarse me ha dado cuanta sabiduría he sido capaz de alcanzar, cuanto he podido necesitar… Mucho más de lo que este libro puede expresar. Por esto debo depositarlo en sus manos.

Proyecto de dedicatoria del libro El alma y las formas de György Lukács, 3 de agosto de 1910, Diario, 1910-1911.​

​I

¿Dónde estás? ¿Te escondes, te esconden? ¿Respiras aún en algún sitio? ¿Vives o estás ya en la fosa y en lo que queda de esta fotografía del periódico que se deshace entre mis manos? Te busco, pero nadie da noticias tuyas. Ya no me importa enfrentarme ni exponerme a los que tienen que saber cuál es tu paradero: les grito enfrente ¿dónde está?, me les planto en la cara, me cuelgo tu foto al cuello, reclamo en la calle, ante abogados, ante jueces, ante periodistas, a los hampones, a los extranjeros… A veces, claro, me escondo por miedo, pero veo esta foto tuya que me asegura que no moriste adentro y me sacuden el dolor y la esperanza, y empiezo de nuevo: ¿Dónde estás? ¿Te escondes, te esconden? ¿Respiras aún en algún sitio? ¿Vives o ya eres sólo mi recuerdo?

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 @GustavoForeroQ / gustavo.forero@udea.edu.co

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